Entre Playas, Cielos y Carmen

Después de la beca de Iberduero, la vuelta logró centrar la atención en la pintura de forma permanente
Entre el norte y sur
Después de la finalización de la beca en Alemania, el regreso tuvo una consideración que determinó la vida profesional del artista, ya que se decidió por la pintura y el arte como una forma de vida, por medio del estudio, ensayo, investigación y completando los primeros encargos privados, que iban desde murales en exterior, retratos y participación en grupos, foros y debates sobre el mundo de la pintura. París, Múnich, Bilbao, Madrid y, como estamos viendo, Granada fueron algunas de las ciudades que forman parte de la primera etapa del artista, después de una serie de exposiciones realizadas, premios recogidos y menciones en medios de comunicación, que le auparon a una importante valoración profesional como se pudo ver en periódicos como ABC, El Correo Español – Diario Vasco y otros diarios de época. En 1966, por medio de la recepción del premio de la Fundación Rodríguez Acosta, aparecen otros hechos significativos, como al adquisición de una obra por parte del Museo de Bellas Artes de Bilbao. La relación con otros autores, artistas, amigos y pintores fueron una tónica habitual en la década de los 50 y 60, ya que el esplendor de ciudades como París o Saint Paul de Vence lograron la transmisión del conocimiento, el dar a conocer una obra de forma más sencilla y la difusión de las colecciones más significativas de los artistas que emigraron. Enzo Cini fue una de las personas más queridas y uno de los principales valedores de los cuadros de Ergüin en la Costa Azul junto a Stella Saint John, que fue la mujer del primero y con la que tuvo una galería por la que pasaron grandes maestros.